Un facelift tradicional suele incluir el cuello para tensar piel y reposicionar tejidos, logrando un contorno facial y cervical más juvenil. Cuando la flacidez en el cuello es marcada, se combina con un lifting de cuello para resultados más armónicos y duraderos. La evaluación médica define la mejor técnica.
Un facelift o lifting facial tradicional generalmente incluye el área del cuello como parte integral del procedimiento. El objetivo principal es mejorar el contorno del rostro y del cuello para lograr un aspecto más juvenil y definido. Esto se logra al tensar la piel y reposicionar los músculos y tejidos en ambas zonas.
En algunos casos, el lifting de cuello se realiza como un procedimiento adicional o complementario cuando la flacidez en esta zona es más pronunciada. La combinación de ambos tratamientos permite un rejuvenecimiento más completo y natural, abordando los signos visibles del envejecimiento en el rostro y el cuello.
Las técnicas quirúrgicas para el facelift y el lifting de cuello han evolucionado para ser menos invasivas y con mejores resultados estéticos. La planificación previa y los cuidados posteriores son fundamentales para minimizar riesgos y lograr un resultado exitoso y duradero.
El facelift tradicional es un procedimiento quirúrgico que busca rejuvenecer el rostro y el cuello, mejorando la firmeza y el contorno facial. Este método abarca distintas zonas específicas, que varían según la técnica y las necesidades de cada paciente. Es importante entender qué áreas se tratan y cómo se dividen para decidir el procedimiento adecuado.
El lifting facial o estiramiento facial se enfoca principalmente en corregir la flacidez y las arrugas de la cara, especialmente en zonas como las mejillas, las líneas nasolabiales y el contorno mandibular. Por otro lado, el lifting de cuello está específicamente diseñado para tratar la flacidez y el exceso de piel en la parte inferior del rostro, el cuello y el área del mentón.
Aunque ambos procedimientos pueden realizarse juntos, mantienen diferencias en la técnica y la zona quirúrgica. El lifting facial no siempre incluye el cuello, pero cuando el envejecimiento en esa zona es notable, el lifting de cuello se combina para lograr un resultado más armonioso y natural.
En un facelift tradicional, la inclusión o no del cuello depende del estado del tejido y la flacidez presente en esa zona. Muchos cirujanos plásticos ofrecen la opción de extender el procedimiento para abarcar el cuello, donde se realizan incisiones adicionales para tensar la piel y los músculos.
De forma común, el lifting de cuello puede tratar el doble mentón, las bandas en el cuello y la piel suelta. Se usa la misma línea de cirugía extendida que para la cara, permitiendo corregir ambas áreas a la vez. Para quienes desean una apariencia rejuvenecida total, la zona del cuello suele ser incluida en el plan quirúrgico.
Las áreas tratadas en un lifting facial tradicional incluyen:
Estas zonas se trabajan cuidadosamente para lograr un efecto natural. La tensión en el tejido se fija a planos profundos para asegurar durabilidad y evitar la apariencia “tirante”.
Cada paciente presenta diferentes grados de envejecimiento y zonas afectadas. Por eso, el cirujano plástico realiza una valoración detallada para decidir si es necesario solo lifting facial, lifting de cuello o ambos.
La evaluación incluye el análisis del grado de flacidez, calidad de piel, estructura ósea y expectativas del paciente. Este enfoque personalizado permite planificar un procedimiento que trate las zonas específicas, evitando intervenciones innecesarias y maximizando los resultados.
Una evaluación adecuada es clave para un estiramiento facial eficaz que mantenga la armonía y naturalidad en el rostro y cuello.
La decisión de combinar un facelift con un lifting de cuello depende de las características específicas del envejecimiento facial y cervical. También influye la estructura anatómica, especialmente el estado del SMAS, y las expectativas del paciente sobre los resultados y el proceso quirúrgico.
El envejecimiento afecta tanto la cara como el cuello, pero en diferentes grados. Cuando hay exceso de piel, flacidez y bolsas de grasa en la zona del cuello, como papada notable, se recomienda incluir un lifting de cuello junto con el facelift.
Los signos clave para esta combinación son:
Estas condiciones generan un aspecto poco definido y envejecido que solo se soluciona con un estiramiento completo que incluya ambas áreas.
El SMAS (Sistema Musculoaponeurótico Superficial) es una capa importante que une la piel y los músculos del rostro y cuello. Su correcta manipulación durante la cirugía mejora la firmeza y la duración del resultado.
Un buen estiramiento del SMAS en estas zonas:
Si solo se trata la piel sin intervenir el SMAS, los resultados pueden ser menos naturales y duraderos. Por eso, es común combinar facelift y lifting de cuello para trabajar el SMAS integralmente.
Los candidatos ideales para combinar ambas cirugías son personas con flacidez moderada o avanzada en cuello y cara. También quienes presentan papada visible y exceso de piel debajo de la mandíbula.
Es importante que los pacientes tengan claro:
La combinación ofrece un aspecto más armónico y rejuvenecido, especialmente en casos con cambios visibles en ambas áreas. Pero requiere un análisis cuidadoso para evitar falsas expectativas.
El éxito de un facelift que incluye la zona del cuello depende en gran medida de un cuidado postoperatorio adecuado. El paciente debe seguir las indicaciones del cirujano plástico para asegurar una recuperación sin complicaciones y obtener los mejores resultados en el rejuvenecimiento del rostro.
La recuperación inicial suele durar entre 10 y 14 días. Durante este tiempo, el paciente puede experimentar inflamación, moretones y molestias leves en el cuello y el rostro. Estos síntomas disminuyen progresivamente con el paso de los días.
Los puntos de sutura se retiran generalmente entre el séptimo y décimo día postoperatorio. En algunos casos, se usan suturas absorbibles que no requieren retiro. El paciente debe evitar movimientos bruscos y mantener la cabeza elevada para reducir la inflamación.
El periodo completo para volver a las actividades normales puede extenderse hasta las 4 semanas, dependiendo de la respuesta individual y la extensión de la cirugía.
El cirujano plástico indicará cuidados específicos que incluyen higiene cuidadosa de la zona intervenida y la aplicación estricta de medicamentos analgésicos y antiinflamatorios.
Se recomienda evitar la exposición directa al sol y usar protector solar para prevenir hiperpigmentación en las cicatrices. Además, debe evitarse el tabaquismo y el consumo de alcohol, ya que afectan la cicatrización.
El uso de fajas o vendajes compresivos durante los primeros días ayuda a controlar la hinchazón y mantiene el contorno definido. Las citas de seguimiento son obligatorias para monitorear la evolución y detectar cualquier complicación.
El facelift con inclusión de cuello mejora notablemente el contorno mandibular, eliminando flacidez y exceso de piel. Es ideal para quienes desean rejuvenecer el rostro y el cuello con resultados naturales y duraderos.
Entre los beneficios destaca la mejora del ángulo mentocervical y la reducción del aspecto de cuello “pesado”. Sin embargo, no todos los pacientes son candidatos ideales; factores como edad, grado de flacidez y salud general influyen en los resultados.
El procedimiento no detiene el envejecimiento, por lo que los efectos pueden disminuir con el tiempo. Algunas condiciones, como la piel muy dañada o el sobrepeso, pueden limitar el éxito del tratamiento y requerir abordajes complementarios. Para casos específicos, el cirujano plástico puede recomendar técnicas adicionales o alternas.
Este procedimiento suele incluir la eliminación del exceso de piel y la tensión del músculo platisma para corregir la flacidez. Además, puede incluir la remodelación del área que conecta la cara con el cuello para mejorar el ángulo facial. En algunos casos, se realiza una extensión hacia la línea del cabello.
Antes, el cuello puede presentar arrugas, piel flácida y definición pobre entre la cara y el cuello. Después, se observa una piel más tensa, un ángulo más marcado y una apariencia rejuvenecida. Los resultados pueden variar según la edad y el estado de la piel.
Sí, existen tratamientos mínimamente invasivos que mejoran la laxitud de la piel sin cirugía. Estos métodos suelen usar ultrasonido, láser o radiofrecuencia para estimular el colágeno. Los resultados son más sutiles y requieren varias sesiones.