Existen diferentes tipos de cirugía de blefaroplastia que se adaptan a las necesidades específicas de cada persona. Las principales variantes incluyen la blefaroplastia de párpado superior, la de párpado inferior, y la blefaroplastia doble, que combinan corrección en ambas áreas para un rejuvenecimiento completo. Cada tipo trata problemas distintos, como el exceso de piel, bolsas debajo de los ojos o párpados caídos.
Estas cirugías pueden realizarse por separado o en conjunto según lo que el paciente requiera. La elección del procedimiento depende de factores como la anatomía del rostro y los resultados que se buscan. Conocer las diferentes opciones permite tomar decisiones informadas y obtener los mejores resultados posibles en la apariencia y función de los ojos.
Esta cirugía se realiza en el párpado superior. Su objetivo principal es eliminar el exceso de piel y, en algunos casos, músculo. La acumulación de piel causa una caída que puede afectar la visión o dar una apariencia cansada.
El procedimiento mejora la forma y firmeza del párpado, aportando un aspecto más juvenil. También puede corregir la caída del párpado que dificulta abrir bien el ojo.
La blefaroplastia inferior se centra en la parte baja del ojo. Está diseñada para eliminar bolsas de grasa y reducir arrugas. El objetivo es suavizar el contorno del párpado y eliminar el aspecto hinchado o fatigado.
Esta cirugía puede realizarse con técnicas internas o externas según el caso. A menudo, es recomendada para personas con bolsas visibles o flacidez en el párpado inferior.
Esta opción combina la intervención en los párpados superiores e inferiores en una sola cirugía. Se elige cuando ambas áreas muestran cambios que afectan la estética o la función del ojo.
La blefaroplastia combinada busca equilibrar la apariencia de los ojos, eliminando piel y grasa sobrante de ambos párpados. Esto mejora la simetría facial y rejuvenece la mirada de forma integral.
Existen técnicas específicas de blefaroplastia que se adaptan a diferentes necesidades según la zona tratada y el tipo de piel del paciente. Estas técnicas ofrecen opciones más precisas para corregir problemas en los párpados, minimizando cicatrices y mejorando la recuperación.
La blefaroplastia transconjuntival se realiza a través de una incisión en la parte interna del párpado inferior, sin cortar la piel. Esta técnica es ideal para eliminar bolsas de grasa sin dañar la piel externa ni dejar cicatrices visibles.
Es un procedimiento recomendado para pacientes jóvenes o aquellos con buena elasticidad en la piel. Además, permite una recuperación rápida y menor riesgo de arrugas o cambios en la forma del párpado.
Esta técnica no es adecuada para eliminar exceso de piel, pues solo trata la grasa interna. Por eso, se combina con otros métodos si se necesita un rejuvenecimiento más integral.
La blefaroplastia con láser usa un rayo láser para cortar la piel y tratar los tejidos. Esta técnica reduce el sangrado durante la cirugía y mejora la precisión en las incisiones.
El láser también ayuda a tensar la piel alrededor de los párpados, disminuyendo las arrugas finas y mejorando el resultado estético. Es menos invasiva y disminuye la inflamación postoperatoria.
Se recomienda para pacientes con piel sensible o aquellos que buscan una recuperación más rápida. Es especialmente útil en el párpado superior para eliminar piel sobrante y mejorar la apariencia general.
La blefaroplastia asiática se enfoca en crear o mejorar el pliegue del párpado superior, muy común en pacientes asiáticos que no tienen este pliegue natural. Esto da una apariencia más definida y abierta a los ojos.
Esta técnica es diferente porque no solo quita piel o grasa, sino que también cambia la forma del párpado para lograr un resultado simétrico y natural. Puede incluir suturas especiales para crear el pliegue.
Además de mejorar la función visual, puede modificar la expresión facial. Se debe realizar con cuidado para respetar las características étnicas y evitar resultados artificiales o desproporcionados.
En la consulta con el Dr. Richer, la elección del tipo de blefaroplastia no se basa en modas ni en soluciones genéricas. Cada procedimiento se define a partir de un análisis profundo de las características anatómicas del paciente y de sus objetivos, siempre priorizando la seguridad, la armonía facial y un resultado auténtico.
No hay dos miradas iguales, y por eso es fundamental evaluar detenidamente la cantidad de piel excedente, la presencia de bolsas de grasa, la firmeza del músculo orbicular y la calidad de la piel. Estos elementos determinan si la blefaroplastia debe enfocarse en el párpado superior, inferior, o en ambos.
Además, factores como la edad, el estado de salud general, y la dinámica natural del rostro influyen en la técnica recomendada. La valoración clínica que realiza el Dr. Richer es exhaustiva y tiene como propósito diseñar un plan quirúrgico que se adapte a las necesidades reales de cada paciente, sin sobre correcciones ni efectos artificiales.
Algunos pacientes buscan una mirada más descansada y juvenil, mientras que otros desean corregir alteraciones funcionales, como el peso del párpado sobre las pestañas o una obstrucción parcial del campo visual. Por eso, durante la consulta se analizan tanto los objetivos estéticos como los posibles beneficios funcionales del procedimiento.
En casos en los que la blefaroplastia tiene un impacto en la visión, el abordaje se adapta para brindar una solución integral. El Dr. Richer combina precisión técnica con una mirada artística, asegurando que el resultado no solo mejore el aspecto, sino también la calidad de vida.
La elección entre una blefaroplastia tradicional o asistida por láser dependerá de factores como el tipo de piel, el nivel de flacidez, y la recuperación esperada. Ambos enfoques son seguros y efectivos cuando se aplican con criterio profesional.
Antes, se realizan exámenes para evaluar la salud y el área a tratar. Después, es común experimentar hinchazón, moretones y cierta incomodidad que mejora en semanas.
Se puede remover piel, músculo o grasa en la parte inferior del ojo. Algunas técnicas son la tradicional y la blefaroplastia transconjuntival, que no deja cicatrices visibles.
Esta técnica aborda la grasa del párpado inferior a través de una incisión dentro del párpado. No corta la piel, por lo que no deja cicatrices externas.
Pueden incluir infecciones, sequedad ocular, visión borrosa temporal, o asimetría. Es importante seguir las instrucciones médicas para minimizar estos riesgos.
La hinchazón y moretones suelen bajar en 10 a 14 días. La recuperación completa puede tardar varias semanas, y la mayoría retoma actividades normales después de dos semanas.