
La preparación es clave para el éxito de un lifting facial. Este blog explica qué pasos seguir antes de la cirugía: desde los exámenes médicos y ajustes de hábitos, hasta cuidados preoperatorios que optimizan la recuperación y garantizan resultados seguros y naturales.
Decidir someterse a un lifting facial es un paso importante hacia una apariencia más fresca, armónica y segura. Este procedimiento puede suavizar arrugas, elevar la piel flácida y redefinir el contorno del rostro. Prepararse correctamente para un lifting facial garantiza una cirugía más segura y resultados más naturales y duraderos.
La preparación abarca tanto aspectos médicos como emocionales. Antes del procedimiento, es fundamental realizar una evaluación completa, ajustar hábitos de vida y planificar la recuperación. Seguir las indicaciones del cirujano y preparar el hogar para los primeros días de descanso contribuye a una experiencia más cómoda y segura.
También te puede interesar saber sobre cuál es la mejor edad para someterse a un lifting facial.
El primer paso es realizar una revisión médica con un cirujano plástico certificado. En la consulta, se analizan la salud general, los antecedentes médicos y las expectativas estéticas para definir la técnica más adecuada según la estructura facial y los objetivos del paciente.
Seleccionar un cirujano plástico certificado y especializado en rejuvenecimiento facial es esencial para garantizar resultados naturales y seguros. El Dr. Jesús Richer Peña, por ejemplo, realiza cada procedimiento con una visión artística y holística, asegurando que todos los rasgos del rostro mantengan armonía y equilibrio. Su enfoque busca restaurar la juventud sin alterar la identidad del paciente.
Durante la consulta, se recomienda revisar casos previos, verificar la certificación profesional y aclarar todas las dudas sobre el proceso. De acuerdo con la American Society of Plastic Surgeons, este paso es clave para establecer confianza y definir un plan quirúrgico realista.
Antes de la cirugía, el especialista puede solicitar análisis de sangre o estudios adicionales según el historial del paciente. También se deben comunicar alergias, cirugías previas y tratamientos médicos actuales. Es importante informar si se fuma, ya que el tabaco afecta la cicatrización y aumenta el riesgo de complicaciones.
El cirujano analizará las zonas del rostro que requieren atención, explicando la técnica ideal —ya sea un mini lifting, un lifting completo o un deep plane facelift, como el que realiza el Dr. Richer—. Este tipo de cirugía aborda capas más profundas del tejido facial para obtener resultados más duraderos y naturales.
Una preparación adecuada antes del lifting facial puede marcar la diferencia en la recuperación y los resultados finales. Incluye ajustes médicos, cuidados de la piel y cambios en el estilo de vida.
El cirujano revisará los medicamentos y suplementos que toma el paciente. Es fundamental evitar productos como aspirinas, antiinflamatorios o anticoagulantes, así como suplementos naturales que puedan alterar la coagulación. Estos ajustes deben hacerse bajo supervisión médica.
Mantener la piel limpia, hidratada y protegida del sol es clave. Se recomienda evitar exfoliaciones agresivas o tratamientos con retinoides antes del procedimiento. Una rutina con antioxidantes como vitamina C o ácido hialurónico puede mejorar la elasticidad y favorecer la cicatrización posterior. Conoce más sobre las fases de recuperación tras un lifting facial.
Dejar de fumar al menos cuatro semanas antes de la cirugía, dormir bien, mantenerse hidratado y reducir el consumo de alcohol son hábitos que mejoran la recuperación. También se aconseja preparar el hogar para los primeros días de descanso, asegurando un entorno limpio, tranquilo y libre de estrés.
Organizar el día de la cirugía con anticipación reduce el estrés y mejora la experiencia. Se recomienda usar ropa cómoda que se abra por el frente, evitar maquillaje y retirar joyas o accesorios metálicos. Asimismo, contar con una persona de confianza para el traslado y apoyo postoperatorio es fundamental.
En casa, se sugiere habilitar un espacio de descanso con buena ventilación, almohadas para mantener la cabeza elevada y los medicamentos al alcance. Estas medidas, además de facilitar la recuperación física, contribuyen a un entorno emocional más relajado.
La cirugía estética también requiere equilibrio emocional. Mantener expectativas realistas y comprender que el proceso de recuperación toma tiempo ayuda a reducir la ansiedad. Cada rostro sana a su propio ritmo, y el resultado final se aprecia progresivamente.
Practicar técnicas de relajación, escuchar música o leer puede ayudar a mantener la calma. El Dr. Richer suele enfatizar que la serenidad del paciente influye directamente en el éxito del procedimiento: la cirugía no solo transforma el rostro, sino también la forma en que la persona se percibe a sí misma.
Se recomienda iniciar los preparativos entre cuatro y seis semanas antes de la cirugía. Este tiempo permite ajustar hábitos, realizar los exámenes médicos y asegurar una piel en óptimas condiciones.
Evitar el tabaco, alcohol y medicamentos que alteren la coagulación. Mantener una alimentación balanceada, descansar adecuadamente y seguir todas las indicaciones médicas. Puedes consultar también esta guía de recuperación para más consejos.
La inflamación y los moretones disminuyen en las primeras semanas, pero los resultados definitivos suelen apreciarse a los tres o cuatro meses. Con cuidados adecuados, los efectos pueden durar hasta 10 o 15 años, especialmente con técnicas avanzadas como el deep plane facelift.